Anaïs
Charras

Francia

Siempre he pensado que mi trabajo es como empezar un fresco gigante, en el que cada huella ocupa su lugar en el cuadro más grande, formando un mosaico de imágenes que cuentan una historia global. Mi obra trata de ese momento crítico al que todo el mundo se enfrenta y del largo y tortuoso camino que sigue: un periodo de tiempo infinitamente dilatado que separa la vida de la nada. Registro y observo los elementos transitorios, dejando que se conviertan en nuevas pistas para futuras exploraciones.

Ahora utilizo principalmente el buril (buril) para cortar el metal de la forma más precisa. El ritmo lento y regular que impone esta herramienta se opone a las líneas instintivas y dinámicas que quiero plasmar. Busco el movimiento y la espontaneidad con una herramienta que insta al proceso lento y a la precisión. Corta directamente la superficie de la plancha, arañándola como huellas del pasado. Busco la cicatriz bajo la textura, la herida camuflada, la piel alterada.

Grabadas o cortadas con aguja de aguafuerte, las líneas son como mapas que nos guían a través de las historias de mis personajes ; como un hilo de coser, se desliza, se aleja, vuelve con más fuerza, casi desaparece, como una respiración irregular.
Como ilustradora autodidacta durante unos quince años, el grabado transformó por completo mi práctica y se convirtió en algo predominante en mi vida. He estudiado durante tres años en los Ateliers de la ville de París bajo la supervisión de Florence Hinneburg, grabadora, y después he trabajado dos años en el taller colectivo Sfumato. Hace tres años, he tenido la suerte de adquirir un intaglio press y he comenzado a darlo uso para mi taller personal.

Nací en 1984 en París, ciudad donde vivo y trabajo actualmente.