Vitalia
Samuilova

En Vilna, mi ciudad natal, estudié escenografía, lo que me llevó al teatro visual. Luego seguí mis estudiando en Finlandia, enfocándome en marionetas, escultura, literatura y presencia escénica.
Allá, descubrí el grabado calcográfico. Desde entonces, lo practiqué en varios talleres en Europa. A partir de 2016, en Bruselas, el grabado pasó a ocupar el lugar central en mi práctica artística. A la vez que le fui dando una dimensión más social a mi trabajo, in-spirándome cada vez más en el mundo que me rodea. El teatro visual y la literatura siguen fuertemente presentes y vivos en mi forma de crear, reflexionar e interpretar.
Podría decir que el drama humano eso lo que más a menudo constituye mis imágenes. Si tuviera que resumir los temas y patrón que exploro, podría hacerlo de la siguiente manera:

1. El individuo y la multitud, su complicidad y la tensión resultante.
2. El trabajador en acción, el trabajador y sus gestos, poniendo de realce un fuerte vínculo entre el hacer y el sujeto del que procede la acción. El trabajo es movimiento, es fuerzo, repetición del gesto, tal como una danza.
3. En la serie « Au bord de la falaise », me mueve un deseo de tensión y urgencia. Al situ-ar a los personajes en este contexto bailando se convierten en otras cosas. La mano levan-tada gana multiplicidad, el cuerpo se vuelve alerta, se mezclan risas y sollozos.

Mi serie actual se centra en la noción de « porter », en francés, llevar/cargar. Me gustaría seguir pensando en esta palabra en términos de fuerza, esfuerzo, esperanza y movimiento. El movimiento que implica llevar una carga me conmueve.
Visual y gráficamente, me interesa la reunión de los cuerpos, los gestos colectivos, la forma en que los seres humanos se miran, se encuentran, se apoyan... Hay sufrimiento en estos gestos, por supuesto, pero también resistencia y solidaridad, que es lo más importante.
Me doy cuenta de que nada nos sucede de forme únicamente individual: los gestos hechos en respuesta a una tragedia son colectivos. Y, del mismo modo, me doy cuenta de que los artistas nunca están solos, tampoco con sus emociones.
Vitalia Samuilova